A una veintena de kilómetros de la capital portuguesa, allí se encuentra Estoril. Una de las localidades más exclusivas no solo de Portugal si no también de Europa ha sido protagonista para el deporte mundial este fin de semana. Allí estaba yo.
Para el que no lo conozca, Estoril fue el sitio elegido por la familia real española cuando aquí se proclamó la II República en Abril de 1931 y ésta se tuvo que marcha al exilio. En este pequeña ciudad que se encuentra justo en la desembocadura del Tajo en el Océano Atlántico. Para hacer una semejanza, es muy parecida a Pozuelo de Alarcón o Marbella pero menos ostentosa. Allí fue donde a mediados de los 70, alrededor de uno de los casinos más importantes de Portugal, se construyó el circuito de velocidad. Pronto las grandes organizaciones del automovilismo y del motociclismo mundial confiaron en este trazado para realizar eventos internacionales. La Fórmula Uno aterrizó allí en los 80 hasta 1996, donde Alain Prost se hizo el amo con tres victorias en la primeras ediciones del Gran Premio. A partir del 2000, también fue cita del Campeonato del mundo de motociclismo. Hoy en 2012, se ha visto la última prueba que se va a disputar en la pista estorilense, así lo ha confirmado DORNA, la entidad que organiza el mundial. 
El autódromo de Estoril, que así es como se llama, no va a sobrevivir a la crisis. Los problemas económicos a la hora de pagar los cánones que exige DORNA ha hecho a ésta prescindir del trazado. Otros motivos como la seguridad, la dependencia de la afición española para llenar las gradas y el nuevo circuito de Portimao han propiciado el abandono del circuito. A pesar de ello, la pista es una de la favoritas por los pilotos del mundial, es trazado añejo, con pocas rectas, una sucesión de curvas una tras otra. En definitiva, se podría decir que el autódromo de Estoril es uno de esos circuitos de subidas y bajadas con importantes desniveles que ofrece espectáculo asegurado.
Este año era especial para los organizadores. Era la última edición del Gran Premio de Portugal. Las gradas tenían tener un aspecto magnífico y al final lo consiguieron. Se ofrecieron precios populares para propiciar efecto llamada por parte de los aficionados. Se podía ir a ver el mundial los tres días desde 10 euros, siendo la más barata, y 20 la más cara. Las graderías estuvieron a reventar, el sábado, el aforo estuvo en un 80% para presenciar las tandas clasificatorias. El domingo, para las carreras, el lleno fue absoluto. El ambiente fue inmejorable.
Estas son las fotografías del ambiente previo a la carrera, las tiendas con merchandasing de los pilotos y los momentos previos a la hora de entrar al circuito.
En próximas entradas de este blog ofreceré imágenes de las carreras con un pequeño repaso de las tres categorías. Otra será con fotos del ambiente motero.
Sin duda alguna ha sido uno de los eventos deportivos del año en Portugal.
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